La economía de la Innovación Schumpeter y el paradigma del emprendedor
La economía de la Innovación Schumpeter y el paradigma del emprendedor
Muchos gurús de la innovación opinan que estamos ante una crisis económica distinta a las ya vividas, y es que, a su juicio, el modelo actual basado en la producción en masa y el consumo en masa se ha agotado, ya que la capacidad innovadora ha superado a la producción.
Ante este contexto de incertidumbre económica, muchos economistas y expertos en I+D han comenzado a vislumbrar la posibilidad de adoptar las teorías del economista austriaco Joseph Alois Schumpeter para convertir la recesión en una oportunidad para cambiar el modelo económico actual o al menos readaptarlo a los nuevos tiempos.
Schumpeter es conocido por sus teorías sobre la importancia vital del empresario en los negocios, éste entiendo como un emprendedor entrepreneur-; una figura de vital importancia dentro del sistema económico, ya que su papel es el de estimular la innovación y la inversión que determina el aumento y la disminución del éxito empresarial.
Para Schumpeter el capitalismo estable es una ficción ya que sin los emprendedores el sistema capitalista no puede funcionar. Para él, lo más importante es crear bases de crecimiento económico alrededor de los entrepreneurs porque únicamente constituyendo esos pilares se podrá paliar la crisis.
Destrucción creativa
Schumpeter, que llegó a ser ministro de Finanzas austríaco entre 1919 y 1920, afirma que debemos adaptarnos a lo que necesitan los consumidores. Para ello necesitamos la figura del emprendedor. Bajo esta afirmación nace el concepto de destrucción creativa, planteada por el austriaco como respuesta a la visión neoclásica de la competencia perfecta.
La destrucción creativa viene dada por los emprendedores porque, según teoriza Schumpeter, los entrepreneurs son los agentes que alteran los equilibrios en las economías basadas en la oferta y la demanda. Debido a su constante empeño por innovar y buscar nuevas necesidades para los consumidores, consiguen modificar las condiciones que rigen la economía de mercado.
El concepto de destrucción creativa, parece tener una connotación negativa pero resulta que es todo lo contrario. Se entiende por destrucción creativa al acto de remplazar lo obsoleto por formas más avanzadas o más eficientes de producir y entender las necesidades de una sociedad abocada al hiperconsumo. Así pues, cuanta más destrucción mayor eficiencia y mayor empeño por entender y asistir a los consumidores. Schumpeter se muestra rotundo: Los intentos por detener la destrucción creativa del emprendedor, frustra el progreso económico.
¿Qué deberíamos hacer?
Hasta este punto se cuestionan dos posturas y surge una gran duda: ¿Confiamos en el Estado para contrarrestar la crisis, o por el contrario confiamos en el mercado? Si decidimos confiar únicamente en la teoría Keynesiana de crear proyectos a corto plazo nos estaremos decantando por el Estado; en cambio si consideramos qué nuevas necesidades podemos aportarle al consumidor le estaremos dando la razón a Schumpeter y a todos esos expertos en I+D que confían ciegamente en el talento emprendedor de las personas.
A día de hoy las medidas adoptadas para paliar la crisis parecen estar encaminadas hacia la fórmula de capitalismo de Estado en el que prima producir y vender, pero lo cierto es que, a priori, la alternativa más eficiente es la de la confiar en ambas dudas, es decir, conjuntar las medidas estatales con las necesidades del mercado. Uno de los grandes gurús de la innovación en España, Alfons Cornella, Fundador y presidente de Infonomía la red de innovadores de referencia en lengua española- aboga por esta medida, por esta mezcla entre Keynes y Schumpeter, entre el Estado y el mercado, o como el llama entre el Government motor y el Google motor.
Oportunidades para los emprendedores
Debemos conseguir que el motor de la innovación no se pare ya que de ese modo saldremos fortalecidos frente a la crisis. Se podría pensar que ante la situación actual es muy difícil emprender y confiar en la I+D, pero lo cierto es que apostar por esta cultura empresaria supone un gran abanico de posibilidades y oportunidades.
Las administraciones públicas españolas son conscientes del valor del emprendedor, y de todas esas empresas que apuestan por la Innovación, el Desarrollo y la Investigación. Sin ir más lejos, el Ministerio de Ciencia e Innovación (MICINN) dispone para el próximo 2011 de una cartera de 5.354 millones de euros, un 1,2% adicional frente al proyecto de ley presentado inicialmente para este año.
El MICINN mantiene su intención de preservar los fondos dedicados a financiar proyectos de I+D, así como las becas y contratos en las universidades y centros de investigación, las transferencias a los Organismos Públicos de Investigación (OPIs) y los créditos a empresas para innovación, lo que supone mantener los niveles de inversión actuales vinculados al Plan Nacional de I+D y a la Estrategia Estatal de Innovación (e2i).
El nuevo presupuesto del MICINN supone un gran esfuerzo, y más teniendo en cuenta la actual crisis pero lo cierto es que las medidas permitirán a todos los emprendedores reforzar su papel, incrementando así la eficiencia de PYMES y grandes empresas.
El sabor agridulce de las noticias publicadas sobre la economía española en las últimas semanas, debe hacernos comprender que tenemos capacidad para emprender y sortear los obstáculos. Debemos considerar la recesión como un estimulo para seguir apostando por nuevos proyectos, nuevas ideas y nuevas necesidades para los consumidores. Debemos fomentar la Innovación, el Desarrollo y la Investigación, y para ello contamos con un marco excepcional de ayudas e incentivos públicos en los que nos podemos apoyar, como el que nos ofrece el Ministerio de Ciencia e Innovación para 2011.