La deducción fiscal por inversiones medioambientales es uno de los incentivos fiscales que utiliza la Administración pública para fomentar un mayor grado de compromiso ambiental entre las empresas.

La Ley del impuesto de sociedades permite rentabilizar las inversiones empresariales en equipos e instalaciones en funcionamiento entre los años 2002 y 2014.

En concreto, las empresas puede practicar una deducción en la cuota íntegra del 10% de las inversiones en materia medioambiental, previa certificación de la convalidación de la inversión.

A modo de ejemplo, algunas de las inversiones realizadas por las empresas en bienes del activo material destinadas a la protección del medio ambiente pueden ser aquellas que eviten la contaminación atmosférica, la contaminación del agua, el tratamiento de residuos industriales o el aprovechamiento de fuentes de energías renovables.